Autor: Vargas Llosa El Paraíso en la otra esquina, Para Flora Tristán
Mi querida andaluza,
Desprovista de coraza y armazón decidiste un camino, no el otro.
Tu inteligencia, decisión y tesón fueron impertérritos frente a la incomprensión.
Dejaste una estela luminosa de humildad, rebeldía y justicia.
Te amparabas siempre en tí misma, en tu propia decisión, sabiendo que no alcanzarías la rosa, aunque sí la fragancia de miles de flores que esperaban seguras tu devoción.
Huías siempre despavorida de todo aquello que supusiera una red mortal, sabías que tus hijos, pese a estar ahí, seguirían la senda del abandono en cuerpo y alma. Tu decisión así lo consideraría con antelación.
Mi querida andaluza,
Tu ternura me llegó muy adentro. Tu ingenuidad, pese a los avatares, fue tu arma secreta, tu salvación y tu propia identidad.
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Autor: Vargas Llosa
El Paraíso en la otra esquina,
Para Flora Tristán
Mi querida andaluza,
Desprovista de coraza y armazón decidiste un camino, no el otro.
Tu inteligencia, decisión y tesón fueron impertérritos frente a la incomprensión.
Dejaste una estela luminosa de humildad, rebeldía y justicia.
Te amparabas siempre en tí misma, en tu propia decisión, sabiendo que no alcanzarías la rosa, aunque sí la fragancia de miles de flores que esperaban seguras tu devoción.
Huías siempre despavorida de todo aquello que supusiera una red mortal, sabías que tus hijos, pese a estar ahí, seguirían la senda del abandono en cuerpo y alma. Tu decisión así lo consideraría con antelación.
Mi querida andaluza,
Tu ternura me llegó muy adentro. Tu ingenuidad, pese a los avatares, fue tu arma secreta, tu salvación y tu propia identidad.
noviembre 2006
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