He de decir que en esta pequeña novela no sé si Philip Roth ha jugado al despiste con el lector, o puede que sólo haya sido cosa mía. La obra está dividida en tres tramos en los que relata la construcción de un personaje desde el punto de vista psicológico y también sentimental.
Con jugar al despiste quiero referirme sobre todo al primer acto de la obra. El autor presenta a Axler, un hombre que se adentra en la jubilación con ciertos problemas para afrontar lo que siempre ha sido su natural profesión, el teatro. Creí ver entre líneas como Roth nos iba a relatar como Simon Axler en los dos capítulos siguientes iba a preparar su personaje para una muerte llena de simbolismos. Sin previo aviso introduce la figura de Pegeen y la historia, con el mismo aura, da un giro de 180 grados.
Es una obra bastante psicológica, que intenta imbuir al lector en un drama personal que el autor lleva al más inmediato extremo, el suicidio. Me ha sorprendio y a la vez gustado el trato que hace el autor con su personaje de los múltiples sentimientos y vivencias que embaucan al mismo. El ya mencionado suicidio, la agonía de un fracaso personal provocado por su propia cerrazón, el sufrimiento de una madre y la impotencia manifiesta ante una aberración pederasta de su propio esposo. Es importante reseñar el tratamiento de la sexualidad a traves de los personajes de Pegeen, Tracy y el mismo Axler: placer, dominación, ira, plenitud, y otras reminiscencias que puedan sugerir a cada lector. No se detiene ahí sino que analiza cuestiones psicológicas tan importantes como su propia vejez, la idea de ser padre o el más irreverente sentimiento humano ante el qué dirán.
En definitiva y no queriendo alargarme, para ser la primera novela de este autor no ha estado nada mal, me he quedado con las ganas de seguir leyendo algo de humillación que el autor no quiso decir entre líneas pero que no sabría decir con exactitud a que se refiere.
Philip Roth siempre lo consigue. Pese a no ser su mejor novela, con Humillación vuelve a dominar no sólo la mente de su personaje Simon Axler, sino también la de su lector. Un relato totalmente psicológico dividido en tres actos que nos adentran en las frustraciones y deseos de un sexagenario obsesionado por la edad y por un inevitable y caprichoso final. Final que no se reduce sólo a la muerte, sino al desmoronamiento de sus capacidades, de su amor propio y de su dignidad. Una perpetua humillación que no lo abandona nunca y que nos acerca a la idea de un suicidio desde las primeras letras. Humillación por sentirse torpe en un escenario; humillación por no hacer lo que le gusta; por sentirse viejo; por estar solo; por haber sido abandonado; por no ser recordado como le gustaría; por no ser eterno; pero sobre todo, por ser incapaz de retener lo único que le hace sentir fuerte, su última oportunidad de agarrarse a la vida: el amor.
2 comentarios:
He de decir que en esta pequeña novela no sé si Philip Roth ha jugado al despiste con el lector, o puede que sólo haya sido cosa mía. La obra está dividida en tres tramos en los que relata la construcción de un personaje desde el punto de vista psicológico y también sentimental.
Con jugar al despiste quiero referirme sobre todo al primer acto de la obra. El autor presenta a Axler, un hombre que se adentra en la jubilación con ciertos problemas para afrontar lo que siempre ha sido su natural profesión, el teatro. Creí ver entre líneas como Roth nos iba a relatar como Simon Axler en los dos capítulos siguientes iba a preparar su personaje para una muerte llena de simbolismos. Sin previo aviso introduce la figura de Pegeen y la historia, con el mismo aura, da un giro de 180 grados.
Es una obra bastante psicológica, que intenta imbuir al lector en un drama personal que el autor lleva al más inmediato extremo, el suicidio. Me ha sorprendio y a la vez gustado el trato que hace el autor con su personaje de los múltiples sentimientos y vivencias que embaucan al mismo. El ya mencionado suicidio, la agonía de un fracaso personal provocado por su propia cerrazón, el sufrimiento de una madre y la impotencia manifiesta ante una aberración pederasta de su propio esposo. Es importante reseñar el tratamiento de la sexualidad a traves de los personajes de Pegeen, Tracy y el mismo Axler: placer, dominación, ira, plenitud, y otras reminiscencias que puedan sugerir a cada lector. No se detiene ahí sino que analiza cuestiones psicológicas tan importantes como su propia vejez, la idea de ser padre o el más irreverente sentimiento humano ante el qué dirán.
En definitiva y no queriendo alargarme, para ser la primera novela de este autor no ha estado nada mal, me he quedado con las ganas de seguir leyendo algo de humillación que el autor no quiso decir entre líneas pero que no sabría decir con exactitud a que se refiere.
Saludos a todos.
Philip Roth siempre lo consigue. Pese a no ser su mejor novela, con Humillación vuelve a dominar no sólo la mente de su personaje Simon Axler, sino también la de su lector. Un relato totalmente psicológico dividido en tres actos que nos adentran en las frustraciones y deseos de un sexagenario obsesionado por la edad y por un inevitable y caprichoso final. Final que no se reduce sólo a la muerte, sino al desmoronamiento de sus capacidades, de su amor propio y de su dignidad. Una perpetua humillación que no lo abandona nunca y que nos acerca a la idea de un suicidio desde las primeras letras. Humillación por sentirse torpe en un escenario; humillación por no hacer lo que le gusta; por sentirse viejo; por estar solo; por haber sido abandonado; por no ser recordado como le gustaría; por no ser eterno; pero sobre todo, por ser incapaz de retener lo único que le hace sentir fuerte, su última oportunidad de agarrarse a la vida: el amor.
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